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Tu decidiste marcharte

Tu decidiste marcharte.
Sin tener en cuenta mi opinión, sin tener en cuenta mis sentimientos tu decidiste alejarte.
Sin importarte nada, sin saber si causabas dolor, tu lo decidiste solo.
Sin meditarlo, sin contar conmigo, tu te fuiste de mi vida.

La verdad no te culpo, algunas veces soy tan complicada...
Tan inestable...
Tan pronto rio como rompo en llanto.
Me alejo y de repente te beso y luego te muerdo. Es esa bipolaridad que te conquisto, la misma que te distanció. Y es que no se puede amar y odiar a la vez.
¿Cómo que no?
Yo te amo y te odio.
Te quiero en mi vida y a la vez me alegró de que no estés.
Te mataría... Pero no me gusta vivir sin ti... Si, también soy egoísta.

Eres la chispa de mi vida.
Si, el tira y afloja que me mantiene en vilo y no me deja descansar.

Tu te marchas pero te quedas.
Porque en el fondo tampoco sabes estar sin mi.
Porque esta relación por muy toxica que sea es lo que ambos decidimos. Los dos juntos, complicándonos el día a día. Porque no importa que para el resto sea ilógico, para nosotros es una forma de vivir. De sentirnos vivos. De encontrarle sentido a esta vida absurda. De sonreír cada día sin motivo aparente, solo por un buen polvo.

Pero ésta vez tu decidiste no volver...
Quizás tu inestabilidad supero a la mía pues yo me alegre de que te fueras.
Sí, he de confesar que he sonreído por no tenerte a mi lado. He visto luz en mi futuro. Y he celebrado tu ausencia.

Puede que haya perdido un ángel de la guarda... Pero lo cierto es que me arrastraba al infierno.

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