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Mostrando entradas de mayo, 2015

No tengo un cuerpo de Barbie,

pero tampoco lo quiero Estoy cansada. Cansada de que digan que los desordenes alimenticios son  fomentados por la muñeca Barbie. Cansada de que digan que los estereotipos de belleza que muchas tienen en mente son por este juguete. Cansada de que saquen constantemente muñecas similares a Barbie con granos, celulitis, o cuerpos "más reales" para que las niñas (y no tan niñas) se consideren bellas y hermosas... Claro es más sencillo echar la culpa de todo a una muñeca de plástico que admitir que la sociedad en esta era de consumismo saca más beneficio de las personas que no se gustan físicamente que de las que tienen una autoestima normal, o alta. Yo me crié con Barbie, y no he tenido nunca esos problemas que afirman que causa la muñeca. Era, y soy consciente de que tiene un cuerpo irreal, al igual que las Monster High, y las Bratz; ¿o acaso alguna persona desea ser cabezona como estas últimas? No señores, el problema no son las muñecas. El problema son los anuncios

El aroma de Marrakech

Recuerdo uno de los primeros comentarios al empezar a organizar el viaje a Marrakech: "¿no puede ser a otro lado? Allí huele todo a mierda de camello" Es más, hay gente que cuando volvió del viaje afirmaba que su ropa, y las compras que habían realizado olían a mierda de camello... Debimos compras en sitios muy diferentes, pues mi maleta olía a té a la menta. No obstante lo que me hace acordarme cada día de Marrakech, son los ambientadores que compre y tengo en el vestidor. Cada vez que entro siento que me transporta a sus ajetreadas calles. Esas calles que parecen pertenecer a otro tiempo más artesanal y sin prisas. Esas calles que por la mañana huelen a pan recién hecho y dulces, y por la noche a deliciosas comidas. Esas calles del zoco tan angostas y abarrotadas, en las que te pierdes si no andas atento. Aunque para que mentir perderse es bueno, es más, no se puede ir a Marrakech y no perderse. Yo lo que perdí fue la noción del tiempo al entrar en uno de sus

Sueños lejanos

Nos pasamos la vida imaginando como queremos ser en un futuro. Desde niños nos atosigan preguntándonos constantemente que queremos ser de mayor. Personalmente no entiendo porque tanta curiosidad ni si quiera conocemos todas las opciones que hay. Yo de pequeña deseaba ser veterinaria, solo porque deseaba tener animalitos en casa y no podía. Claro desconocía que mi pasión por reformar una y otra vez la casa de mi Barbie pudiera ser algo parecido a alguna profesión. Y aunque suene sin sentido si que de niña me ha quitado el sueño alguna que otra vez, el no ver un camino claro por el que correr hacia mi futuro (pues sabía que veterinaria no sería). Pensamos que en algún momento habrá tiempo para hacer lo que realmente queremos, para ser esa persona que soñamos. Nos equivocamos. No por el hecho de que la juventud no sea eterna, ni siquiera porque la vida no sea eterna. Mas bien es porque la fuerza y la ilusión con la que soñamos se desgasta. No se agotan los sueños, pero si se debilita

Marrakech

Ellos dicen que solo van 25 años por detrás de España, lo cierto es que a mi parecer son varios siglos. Pues aunque no recuerdo como era España cuando nací, me sorprendería mucho que fuera así. No obstante, a mi me ha encantado. Es más, el hecho de que se detuviera el tiempo nos permite ver el mundo desde otra perspectiva. Si, en los mercados limpian pescados al Sol. Hay animales por la calle y hace mucho calor, lo que dificulta la limpieza a la que estamos acostumbrados. Y su seguridad vial es prácticamente nula. Ahí tanto peatones como conductores se rigen por la ley del que más  cojones tenga. Si los tienes cruzas, y circulas a tus anchas, si no, te quedas esperando eternamente a que llegue tu momento. Hay un gran contraste... Tanto, que tiene algo mágico que atrae, como la luz a los mosquitos. Me encanta ver a los niños correr por las calles jugando al pilla pilla, o montar un campo de fútbol en mitad de una carretera. Admiro la tranquilidad con que se toman la vida, co

Amor a primera vista

Los descubrí en una página de Internet, una como tantas otras, en las que todos parecen sacados del mismo saco. Allí estaban ellos, resaltando ante los demás por su diferencia. Parecían hechos para mi... tan bellos... Aunque lo veía como un amor imposible, no dude ni un segundo en ir a conocerlos. Efectivamente, eran tal como en la foto. Encajamos desde el primer momento. Me sentía cómoda con ellos. ¡¡Los quería!! ¡Debía luchar por conseguirlos! No sabía que hacer, cada día miraba en internet si seguían estando disponibles, me daba miedo despistarme y perderlos. Y hoy por fin, ya forman parte de mi vida. Aunque aún busco la ocasión perfecta para presentarlos en sociedad. Unos zapatos tan ideales no se pueden estrenar así a la ligera. Dicen que una de las cosas que más nos gusta comprar a las personas es el calzado; ya que nuestra talla de pie, al contrario que la de otras prendas, no varía. Los zapatos, junto con los bolsos suelen quedarnos como a los modelos que