Para levantarse primero hay que caer

Una noche normal, de esas en las que sales de fiesta como si a la mañana siguiente fuera el día del juicio final.
Si, una noche común de esas que no esperas que te hagan pensar.
Pero piensas, y te rayas, y la cagas... La cagas a lo grande.
No solo haces lo típico de llamar a tu ex, sino que además no recuerdas nada de esa noche. Pero sabes que algo ha cambiado.
No sabes como ni porqué pero tienes esa sensación de que en tu vida nada volverá a ser igual... ¿Será por qué la has cagado demasiado?

Una noche de esas yo decidí borrarte por completo de mi vida, y ésta me compensó por ello.
Creo que se debe a que cuando decides sacar de tu vida lo que no necesitas, dejas espacio para que ella te traiga las cosas que anhelabas. Es curioso como ese miedo a quedarme sin nada era el mismo que impedía que los acontecimientos nuevos me trajeran cosas buenas.
Si realmente mi vida a cambiado desde esa noche, toque el fondo para coger impulso y poder comerme el mundo. Ese mundo del que tu querías esconderme, ese mundo en el que tu creías que no encajaba, y del cual querías apartarme.

Tardé en darme cuenta, pero me sobras. Cuando estás me eclipsas el Sol, me cortas las alas, me menguas cual flor deshidratada...
Siempre pensé, pensamos, pensó el resto del mundo, que era al revés. Ahora parece que nadie llevaba razón, por algo yo te he borrado y tu sigues necesitándome en tu vida.

No quiero ser desagradable, sigo creyendo en el karma y más después de todo lo sucedido, pero déjame. Déjame volar, no me ates más piedras para impedir que ascienda y que pueda seguir alejándome. Permite que la vida me siga trayendo cosas buenas y continúe llenando ese gran espacio que un día ocupabas tu, porque me lo merezco, porque me lo debes y porque nuestras vidas ya se han separado y en mi nueva vida no hay lugar para ti.